jueves, 15 de febrero de 2007

Doctor Zhivago

Categoría: (v/b)o(m/n)ita
Hace unos días me encontré en la lamentable necesidad de acudir al CAP (Centro de Asistencia Primaria). Sin que la dolecia en sí fuera preocupante, el trámite que como periplo kármico resulta demolador. Comenzamos el paseillo urbano a eso de las 8:00 A.M.; exhausta, zarandeada por los vaivenes de un atolondrado conductor de autobús metropolitano y con las sábanas todavía pegadas al cuerpo llegas al complejo sanitario más mareada que enferma. Con aire inocente y tu mejor sonrisa, saludas al guarda de la esquina que adormece en su garita ojeando el 20 min. y entras en el edificio. Ni mención cabe hacer que la puerta principal pesa más que los portones de Mordor. Te preguntas si además de hipocondría sufres también de avitaminosis aguda.
Si es la primera vez que pisas el lugar y no tienes ni idea de cual es tu médico de cabecera tendrás que dirigirte indefectiblemente hacia el mostrador de la entrada para tratar de discernir el rumbo a tomar. Un largo pasillo, poblado por abuelas, y jubilados, alínea pequeños recibidores que distribuyen a modo de sala de espera, varias filas de sillas.
Te preguntas cual de todos los cubículos será tu antecámara sanitaria.
Del otro lado, señaladas por plaquetas con nombres doctos, se suceden las puertas que dan acceso a los consultorios médicos.

La auxiliar de turno, te indica de muy mala gana, -nada que ver con la sonrisa de oriente a poniente que exhiben en sus panfletos propagandísticos- “Puerta 7, Doctor Malonado”. Más que atender al paciente parece que despachen billetes de ida y vuelta a Manresa encerradas en un espacio de 0,50 por metro y medio, tras 8 horas de jornada expuestas a la luz de un neón suburbano. En un alrade falaz de modales, esbozas una mueca y agradeces la información.

Casi sin darte cuenta te encuentras arrinconada entre dos alicatadas marujas que relatan sus más intimas afecciones, con todo lujo de detalles y con un estilo visual próximo a las secuencias más truculentas de CSI, Urgencias, o House. Para cuando terminan con la clase de anatomía forense y comienzan a cantarte las virtudes de sus nietos, tú ya tienes el café de la mañana, rozándote las amígdalas. En ese momento y por intervención divina, diría yo, un tipejo en bata blanca chilla tu nombre a voz pelona desde el otro extremo del pasillo.
Para cuando has conseguido reencajar tu corazón en su sitio por el sobresalto procurado y levantado tu trasero de la silla para entrar en el dispensario, los ojos de todo el personal ya se han clavado en tu persona tratando de discernir el mal que atormenta tu físico.
Si llevas escayola o muletas, un ojo vendado o algún signo exterior claro, la cosa no pasará de ahí. Pero si para tu desgracia la afección no es visible, ¡vergüenza sobre ti…!, suscitarás todo tipo de especulaciones y desatinados cotilleos ¿Qué más pueden hacer mientras esperan su turno?.

Una vez dentro y a puerta cerrada, mi consejo es exponer un autodiagnóstico rápido, con el mayor número de tecnicismos médicos que puedas aportar. Responde con un SI a todos los síntomas concomitantes y con un NO a todos las patologías alérgicas. Con eso tienes asegurado un par de cajas de paracetamol y con mucha suerte un inocuo jarabito que te mantendrá de baja por lo menos, durante 15 días. ¡Y ni se te ocurra pedir un antibiótico! Porque además de tenerte que tragar la charla sobre los nefastos efectos de la amoxiccilina sobre el sistema inmunológico es probable que te tachen de sacrílego y pro-transgénico. ¡Faltaría más que fueras a acabar antes de tiempo con la infección y les fastidiaras el negocio!

Eso sí… "a tomar muchos cítricos, beber mucha agua y procurar una alimentación variada". ¡Y para eso voy al médico! Bien podía haberme puesto el Discovery Channel, de seguro resultaría más instructivo.
Ni pensar quiero que sucedería si el paciente acudiese por estreñimiento. Con los métodos que utilizan, el remedio se asemejaría a lo expuesto en los episodios “La Botica de la Abuela”.

¡Me pregunto para que sirven los impuestos médicos que pagamos si acaban en recetas de limones para el resfriado!

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