martes, 4 de agosto de 2009

My Home is not a House (Flat)

Aroma a café, las cañerías, los despertadores, algún móvil que resuena; las 7:30. Las puertas se abren y se cierran, el ruido del ascensor, pisadas que bajan las escaleras; las 8:15. Olor a perfumador, el ruido de una lavadora, las bolsas de la compra, el aspirador, las habitaciones se ventilan; las 11:20. Sofrito, sartenes, el aviso de un microondas, el ruido de la vajilla, y de las sillas que se arrastran alrededor de la mesa; las 13:40. Los seriales de la tarde, las noticias, algunas conversación telefónica, la guitarra de la del segundo izquierda (está aprendiendo), melodías recurrentes, el del quinto derecha se ha enamorado, un par de cigarritos, confidencias; y así transcurre la tarde, las 16:30. Alguien entra, alguien sale, alguien llega, alguien se va, alguien ha olvidado algo, alguien se lo ha dejado y alguien se lo ha prestado; las 18:45. Un curioso, un gracioso, un intruso y el del gas, todos pican al interfono, correspondencia, las 20:00. Una radio, música, amalgama de melodías, ruido entremezclado, aturde, aconversaciones a medias, interruptores, alguien se ducha, alguien no encuentra su camiseta, alguien ha quedado para cenar, llega tarde, un secador, internet, y las luces de los televisores iluminan las paredes del patio (extrañas sombras las que se proyectan); las persianas bajan, las 22:10... susurros, movimientos a tientas, oscurece, silencio; 23:55. La ciudad agudiza los sentidos. 24 Horas en un entresuelo, con apertura al patio interior. ¿Lo hueles? ¿Lo sientes? ¿Lo oyes?

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