miércoles, 5 de septiembre de 2007

Compartiendo incongruencias de a pie

A veces nos sorprendemos caminando con los ojos perdidos en el infinito; nuestra mente viene y va al ritmo que nuestro cuerpo se desplaza de forma impulsiva y completamente automatizada. Y en torpe segundo, nuestra mirada cae para percatarse de ese par de pies sobre los que nos movemos... en esos instantes de meditación profunda, cabizbajos, con la mirada clavada sobre nuestras gastadas alpargatas, surgen de tanto en tanto pensamientos que a modo de preguntas, y aunque singulares, merecen ser compartidos...


Si el cuerpo continúa moviéndose cuando el alma parece rendirse... ¿por qué caemos de rodillas cuando nuestro espíritu se llena de júbilo?

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