martes, 31 de julio de 2007

Tomando medidas...

Fijémonos bien.

Todo tiene su medidad, o debería, en función de la utilidad.
Tomemos como ejemplo las cajetillas de papel de fumar. Ideadas para liar el tabaco, una papelina por cigarro; la longitud ideal.
También las bolsas de basura, enrolladas en un tubo, cada unidad encaja a la perfección en el interior del cubo adecuado. El volumen de despojo será proporcional a la cabida del continente.
De igual forma, el papel de cocina, cuyas porciones precortadas sirven tanto para el secado de superficies como para hacer las veces de servilleta o incluso de improvisado mantelito individual...

Pero, ¡santo cristo del cielo!, ¿qué listo ideó las particiones del papel higiénico?, ¿acaso alguien puede cubrir sus necesidades higiénicas con un solo pedazo...? ¡Por favor!

Agradecemos profundamente el esfuerzo en la mejora de la doble capa, y el ingenio a la hora de perfumarlos... pero ¿no podríamos prestar un poco más de atención en el uso práctico?

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