Cada paso que doy es un escalón. Uno más a cada paso. Las veces que flexionamos nuestras rodillas para alcanzar el siguiente. Y no pasa un día que no se doblen, mis rodillas.
¿Cuántos peldaños se contarán en una vida? ¿Cuántas escaleras de caracol subidas... y cuántos caracoles parados al sol....?
A veces me confundo, y creo que soy el caracol en el peldaño, buscando el sol bajo su concha.
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