
Con frecuencia nos aqueja más el miedo a la vergüenza que el mismo revés en si; pero arriesgarse es de valientes y en el camino olvidamos que las pequeñas victorias son grandes logros a los ojos de quienes tenemos detrás. El intento es ya un triunfo del que busca aunque no encuentre y nuestras más modestas gestas son hazañas y merecen los elogios de quien es ya ganador.
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