Me gustan las valientes hirebecillas que sobreviven en los bordillos de las ciudades. Me gustan las pequeñas gotitas que se descuelgan por las ventanas de los coches cuando llueve y que esquivas corren sobre el filo del limpiaparabrisas. Me fijo en la mirada casi opaca de los ancianos que se ilumina cuando con ternura se dedican a sus nietos; y en la expresión de desconcierto de un chiquillo que cuando persiguiendo a una paloma, ésta incia el pronto vuelo escapando de sus torpes y atolondrados pasos. Ese gesto, esa mueca todavía inocente, entre el asombro y la contradicción. Adoro esas viejas y gastadas zapatillas cuyas puntas se empeñan en no acabar de agujerearse del todo... los vaqueros desfilados por el roce contra el asfalto... las camisetas de color indefinido... el olor a ropa nueva y las cajas de los regalos... me gustan las tazas serigrafiadas, las velas a medio consumir, un fuego que llega a su fin, sus cenizas, el olor de la cera, del incienso, y de la leña recién apilada; las manchas de tinta, los tachones, el papel gastado y el olor a recién impreso... Y es que me gusta el principio y su fin... minutos antes del adios.
Soy inconclusa.
2 comentarios:
tus imperfecciones, defectos, escritos, opiniones e incertidumbres te hacen PERFECTA !!!......sublime....
Sensacion-al!
(Si sigues escribiendo esas cosas te voy a tener q dibujar y muy guapa por cierto.) ;P
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