Una vez te dije que no eras ni príncipe ni mucho menos un rey. Y te mentí, porque eres mi corona y el cetro que me gustaría tener.
Una vez te dije que yo no servía para bufón y te engañé... hoy me siento un esperpento, una cara con mueca, un cuerpo cubierto de cascabeles, una figura poco agraciada que de espanto hace reir; un sombrero de colores, unas babuchas doradas, una atracción de circo con final poco feliz...
No hay comentarios:
Publicar un comentario